Monday, September 10, 2007

Mensajero de la Vida


La llegada del Papa a Chile en el 87 dió pie para denuncias, protestas y gestiones políticas ya que los ojos del mundo estaban puestos sobre Chile. El Papa enclaustrado dentro de su burbuja ambulante saludaba al público mientras que las organizaciones de derechos humanos cantaban “Que diría el Santo Padre, que vive en Roma, que le estan degollando a su paloma”. Sin embargo, ante el horror de cierta clase de chilenos, la única vez que el Papa ha probado el gusto y ardor de las gases lacrimógenas fue el viernes 3 de abril en el Parque O’Higgins. Y aunque ésto, y el despelote que quedó, puede ser causa de risa, se sospecha que fue provocación de derecha lo que lo engatilló y el pueblo hastiado el que se sumó a la parada. Como muchas cosas en la vida, hay que preguntarse “Quien gana?” Estaba programado para esa misma noche una reunion entre el Papa y el MDP.


La reunion nunca se llevó a cabo.


Fui al Parque O’Higgins ese día con mi camara Pentax K-1000 y El Tatán, alias el Kamikaze, amigo reportero gráfico conocido por su afán de tomar las fotos de los guanacos y los tanques hasta cuando casi le vienen por encima. Nos registran a todos antes de entrar. No permiten banderas partidarias, ni pintura, ni nada. Había tanta gente, que pusieron cercos de aluminio para mantener abierto corredores para caminar.


Por todos lados se ven jovenes con delantales amarillos, la Guardia Papal.


De repente oigo un clamor y miro al cerro a la derecha del escenario y veo un grupo de gente tirando piedras hacia el escenario donde estaban ubicado los periodistas. (A los periodistas? Porque?) Justo ese momento, y a la vista de todos, un escuadrón de carabineros se sube al cerro con palos en las manos y empiezan a pegarle a la gente que había quedado allí.


Al público ésto los enfurece y viene una ola masiva de gente hacia adelante corriendo, y luego vinieron avanzando los pacos y la ola masiva retrocede, una masa, un tsunami de gente vienen ahora devuelta. No quedaba otra que correr. En una de esas casi nos tropezamos con una de las tres imensas fogatas que se habian armado casi magicamente. (De donde salió la madera pa’ eso?) Ese maremoto de gente ocurrió así como tres veces. A la tercera tenía miedo de ser atropellada y me subí con Tatan a una montaña de gente sujetada a un palo poste. Cuando pudimos, corrimos para el costado, subiéndonos a otro cerro para poder ver mejor. Salieron banderas chilenas pintadas con aerosol MDP. (Que raro?!)


Desde ese mismo lugar se juntó una línea de curas tomados de la mano y levantaron sus brazos para calmar a la población. La gente estaba en otra.


La gente rompía los asientos de madera y metal y los arrastraba para hacer barricadas en las entradas del Parque. Rompían el pavimento para tirar piedras a los pacos. De repente entraron dos zorillos al centro del parque y empezaron a perseguir a la gente. Salió un cura al medio tratando de parar a los zorillos, le llegó un piedrazo a la cabeza manchando su sotana de sangre. Los zorillos se confundieron y chocaron de frente. Clamor universal como goal del futbol!


Miro a mi lado y se me perdió el Tatan pero veo a lo lejos un grupo de reporteros gráficos corriendo hacia atrás del parque. Decido tratar de alcanzarlos. Veo que estan todos corriendo agachados, yo hago lo mismo, sín saber porque. Oigo silbidos por mis oídos. Todavía no sé porque. Veo a lo lejos unos tipos de chaqueta corta color azul marino, de pelo corto (policia civil!) apuntando hacia nosotros con algo en la mano.


Veo caer a tres metros a Maria Olga, fotógrafa de la revista Análisis. Llegamos como cuatro fotografos a su lado inmediatamente y luego otros más que forman barrera contra la masa de mirones que sin darse cuenta pueden quitarle el oxígeno. Le amarramos el brazo (por donde salió la bala) con un pañuelo. La estamos por levantar y los mirones salen corriendo. (Que pasa?) Viene un guanaco. Los fotografos nos quedamos. Un fotografo de Alemania tiene banderita blanca, se para adelante nuestro mirando hacia el guanaco y la flamea diciendo como Don Otto “no nos va a pasar nada, somos periodistas”. El guanaco nos viene encima. Cerramos nuestros ojos y sujetamos a Maria Olga, y nos echan el agua ácida con el lanza aguas, empujándonos casi cinco metros.


Sin poder abrir los ojos, siento que me toman de un brazo y me llevan. Estoy en el toldo de la Cruz Roja. Maria Olga ya esta en la ambulancia. Supe después que su marido tuvo que amenazar al chofer de la ambulancia para que la llevaran al hospital porque la bala le entró al lado del corazón. Alguien me dice que tenga cuidado a la salida porque estan confiscando los rollos de película.


Con los ojos todavia ardientes, vuelvo hacia el centro del parque en busqueda de los demas periodistas. Me encuentro con el Chino Lopez, su nariz hecho polvo. Un paco le reventó el palo contra su cámara adelante su cara. Lo estan llevando a la ambulancia tambien. Otra cámara manchada de sangre.


Voy caminando entre la marea de gente, la sirenas, las barricadas y me pongo a llorar.


Recien me estoy dando cuenta de la suerte que tuve. Y lloro por eso. Y lloro porque estoy llorando por mi suerte cuando otros no la tuvieron. Y lloro por tanta impotencia y tanta rabia acumulada, y lloro porque despues de todos estos años, todos esos crímenes, la mayoría de la gente o sea, la otra mitad de la cancha, sigue junto al papa cantando “Mensajero de la Vida, Peregrino de la Paz” lloro porque estoy triste y lloro porque pienso que algo debe andar mal en mi si no veo lo bueno de tanta pelotera, pero no lo veo asi…


Un niño de no más de 12 años me ve llorando mientras camino entre las barricadas y como dándome un regalo me pasa …. una piedra….

—Lisa Milos

1 comment:

pescador said...

grande lisa
una historia escalofriante con un desenlace heroico...me ha encantado, gracias por la jollita.